La escala del dolor (Del 1 a ti)


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Aún si comprara un boleto de avión que me lleve del otro lado del mundo, millones de kilómetros lejos de aquí, jamas podría estar lo suficientemente lejos para que dejes de dolerme, el viento se acostumbró tanto a escuchar tu voz que la trae de consigo cada vez que creo olvidarla, y vuelve a dolerme como si no me hubiera dolido antes; la escala del dolor debería modificarse y el punto máximo debería ser tu nombre, que de solo trazarlo en el aire se me hace un nudo el pecho.
Debo dejar de escribirte poesía, son las 4 de la mañana, ni siquiera encuentro nada que rime contigo y no hablo de palabras, no puedo ni seguir la gramática, por eso opté por un verso libre, no tan libre como yo quisiera porque sigue siendo tuyo.
Me encuentro a 5 centímetros de escuchar tu voz y me falta el valor de pulsar las teclas, y el minutero haciéndome presión mientras avanza hacia el minuto 30 gritándome que dentro de poco amanece y entonces será otra madrugada más que te dedico sin quererlo y tú sin saberlo.
Te juro no es orgullo, podría asegurar que es miedo, porque así tuviera el valor de llamarte, no sabría ni que decir para justificar el haberte despertado de tu sueño y nose si eso sirva de algo. Si pudiera pronunciar un “te hecho de menos” ¿Podrías volver?
Lo estoy dudando y eso me aterra aún más que estar con las luces apagadas tendida en el piso como si no tuviera juicio, pensar que el último beso que me diste no lo aproveche lo suficiente y no puedo recordar si el sabor era de un adiós o hasta luego, por eso es que quiero encender el coche e ir a buscarte, pero tengo una balanza en la cabeza donde por un lado esta mi dignidad y el otro el suplicarte, con una no obtengo nada y con otra puede que lo tenga todo.
Ya no se que estoy diciendo, la falta de sueño esta haciendo estragos con mi vida o eres tú quien sigue haciendo de mi a su antojo, culpa mía el permitirte envolverme en tus ojos, siempre fue una trampa eso de jugar a mantener la mirada, tonta yo que caía hacia a ti sin poner resistencia. Te hacías experto en mi y yo seguía siendo la misma novata en ti,
pero estoy aquí, debatiéndome entre la vida y tomar las llaves del coche, escribirle fin a este texto o dejarlo en puntos suspensivos esperando una palabra tuya, que continúe la segunda parte o la quinta si así lo prefieres.
No quiero cerrar este libro, me falta poner tu nombre a la dedicatoria, nos faltan capítulos que quedaron en borrador, dijiste que los llenaríamos y yo ilusa lo creía todo.
Ya son las 5:00 am, estoy aún con el separahojas en esta página de suspenso, tú decides si coloco un punto final o una coma...
...
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Entiendo.


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