Cactus





Se que es demasiado tarde para escribir, pero nunca he sido la persona más puntual, de igual forma no pensaba molestarte a estas horas de la noche pues ¿Quién soy yo para interrumpir tu sueño? 
Ni siquiera antes me consideré alguien y ahora que has decidido irte me he quedado escalones abajo, pero aún sigo pensado en ti.

Le pondré tu nombre al destinatario, pero no te preocupes que me cortaré la mano si mis impulsos por mandar esta carta se exacerban.

No quiero molestarte, se que alguien más te hace feliz y no quiero interferir, pues aún recuerdo como me llenaba el corazón verte sonreír y si ella lo ha logrado aún más de lo que yo pude hacerlo, quisiera seguir con mi distancia.
Pero aún así, no creo que sea pecado acordarme de ti, inevitablemente tenemos los mismos caminos y suelo verte un par de veces por las mañanas, tan distraído volteando a ambos lados, y yo aún más distraída mirándote a ti, deseando estar contigo, aunque siempre me mantenga a metros de distancia procurando no cruzarme entre tus pasos, una parte de mi siempre caminará contigo, siempre habrá algo de mi en tus sábanas, en tu armario, porque te entregue todo quedándome sin nada, dudaba de pertenecerme, pero me veía tan tuya, y ahora solo eres mi “Hubiera” porque ¿Qué hubiera pasado si no hubieras tenido tanto miedo? ¿Si te hubieras arriesgado un poco, tan solo un poco por mi?

Hubiera, hubiera, hubiera... siempre será la muletilla que regrese a mi mente cuando te piense.

Me dicen que debo ser fuerte pero es que no fui hecha con piedras, quien me creo me puso arterias y un corazón que late a golpe estremeciendo cada centímetro de mi piel cuando tú recuerdo llega, porque me dueles tanto como el último día que cerré tu puerta, volteando a cada segundo esperando que corrieras tras de mi, que me dijeras que todo había sido una broma, pero no, me fui vacía, las trescientas mil piezas que me componían las dejé regadas por toda tu habitación, pero a decir verdad no creo volverlas a necesitar. ¿Cómo se vuelve a creer en el amor si el amor no cree en mi?

Me siento como un cactus viviendo con todo lo que fui capaz de almacenar en mi interior, así que saco fotografías de poco a poco, por si esta sequía decide extenderse más de lo previsto, ojalá también tuviera espinas para que pensaran dos veces antes de abrazarme por la espalda y descoser las puntadas de la herida que estaba cerrando allí justo donde debe ir el corazón. Ojalá tampoco dependiera de una estación, vivir en el desierto o en el cobijo de una ventana, con latidos sempiternos pero con flores efímeras.



Comentarios

Anónimo ha dicho que…
WOOW Me estoy haciendo adicto a tus letras . Ray
Unknown ha dicho que…
Me encanta como cada una de tus palabras hacen que pueda llenar cada espacio del alma, y la satisfacción de sentirse bien al poder deleitarse con tan bellos textos. ¡Gracias!

Entradas populares