Mamá

«Mamá» La primera palabra que aprendí a decir, y estoy segura, la que más veces he dicho a lo largo de mi vida, la palabra que nunca dejaré de repetir aunque pasen los años y algún día no esté a mi lado.

¿Qué puedo darte, que sea digno para ti? Ni el jardín más grande de rosas sería suficiente para agradecerte tanto. Me diste la vida, la oportunidad de respirar, de crecer, de amar... un privilegio que haya afuera cualquiera se siente con libertad de quitar, pero tú, mamá, me tuviste 9 meses en tu vientre, cantándome canciones, hablándome, dándome amor aún sin poder tocarme, me amaste antes de conocerme, aun sabiendo que vendría a quitarte tiempo, sueño, aumentaría tu peso, y cambiaría tu alimentación, tu ropa, traería estrías y una que otra complicación pero, aún así me amaste, y eso es digno de toda admiración.

Me enseñaste a caminar, hablar, amarrar un cordón, a vestirme, bañarme, usar los cubiertos, a dibujar y sobre todo a Amar. Me enseñaste que aún haciendo mil cosas si no pongo mi amor, no significa nada, el amor duele, el amor a veces lastima, como muchas veces me sentí herida ante muchas palabras tuyas, muchas veces tus palabras me hicieron llorar... pero todo sin un propósito dañino, siempre para hacerme mejor, pues de ti dependía mi formación, mi carácter, mi personalidad y mis creencias, por ello es que muchas veces el amor debe ser duro, estricto y fuerte.

Me enseñaste a sonreír ante un día triste, tener valor en los problemas, a darle gracias a Dios aún en los malos ratos, me enseñaste a pedir perdón, a no guardar rencor, me dijiste que llorar no está mal, pero que nunca fuera débil ante los demás.

Contigo conocí los mejores platillos de mi vida, los mejores cuidados en un resfriado, los chocolates calientes en noches de invierno, ese mágico te de Manzanilla para los cólicos, y como es posible que un beso pudiera curar el dolor de un raspón.

Nunca me dejaste mentir, siempre me inculcabas que es bueno ayudar, darle agua a un sediento y pan a un hambriento.

Alguna vez, de niña me dijiste que no había mejor amiga que una madre yo no lo entendía, pero cuanta verdad... mis secretos, mis travesuras, logros, fracasos, todo lo guardas tu, quien jamás me haz juzgado, y cada palabra que sale de tu boca jamás ha sido para dañarme.

Si hubiese otra vida, le pido a Dios que vuelvas a ser mi mamá, no importan tus regaños, ni tus castigos, yo te escogería nuevamente sin pensarlo. Por qué tú me has dado lo que jamás nadie pudo darme «Creíste en mi» siempre, a pesar de cuántas veces me caí, siempre confiaste en que iba a levantarme, aún con todo lo que decían allá afuera tú sabías que yo llegaría lejos. ¿Y cómo no hacerlo? Si tenía al mayor ejemplo en casa, a ti mamá.

Hoy a pesar de ya ser adulta, debo confesarte que te sigo necesitando como antes, aún te necesito cada noche y escuchar ese "Hasta mañana", Me temo que a una madre nunca se le puede dejar de necesitar

Gracias por haberme sacado adelante, por trabajar tan duro solo por mi, para que jamás me faltara nada, aun que a veces me dabas más de lo que merecía, gracias por qué nunca me faltó un juguete en Navidad, por colgar ese dibujo feo en el refrigerador, por soportar los rayones en las paredes y las muchas veces que rompí las ventanas, gracias por que a pesar de ser una mujer con heridas, supiste dar lo mejor de sí, para que yo siempre viera en ti una sonrisa. 

Perdón si alguna vez de adolescente no supe ver que tus regaños eran por mi bien, perdón por haber azotado la puerta, por desobedecerte tantas veces, por esos citatorios en la escuela por haber golpeado a mi compañero, por enojarme cuando me decías que alas 8:00pm ya me querías en la casa, por manchar tu vestido favorito, perdón por no ser ni un poco de lo que tú eres, pero jamás podrás decir que no te repetí millones de veces cuánto te amo! Sé que jamás serás capaz de contar mis besos ni mis abrazos por qué a pesar de todo, siempre en mi corazón eres y serás: la mejor mamá del mundo.

Pd: Ojalá el día que tenga tu edad pueda verme tan hermosa como tú ahora